Plaza de toros de Azpeitia, segunda de feria. Más de media entrada.
Toros de Murteira Grave, muy desiguales tanto de juego como de presentación.
Pepe Moral. Pinchazo y casi entera desprendida. Silencio.
Media estocada muy trasera. Vuelta al ruedo.
Juan Leal. Estocada. Intento de descabello, aviso y tres intentos más. Dobla el toro. Saludos.
Casi entera. Oreja y fuerte petición. Dos vueltas al ruedo.
Tomás Angulo. Desprendida tendida. Silencio.
Media estocada. Saluda una ovación.
Desconozco el santoral pero creo que no lo hay así que propongo el título para un nuevo beatificado con esa fecha en el calendario.
No hay quinto malo y este fue un santo varón, un toro fijo y repetidor a más no poder. Nobilísimo hasta la bondad extrema.
Lo recibió Leal con una larga cambiada de rodillas y tras un quite por chicuelinas, solicitó el cambio de tercio desmonterándose, ¡desmonterándose! No usó el dedito, alguno lo hizo hasta de espaldas al palco. Tomás, tranquilo, no diré quién. Saluda Agustín de Espartinas (brillante en el primer par dejándolo venir) y aprovecha Manolo de los Reyes para hacerlo también. Tras el brindis al ganadero, inició la faena el francés de rodillas en el centro y fue un curso de y con aprovechamiento por ambas manos, toreo del bueno sin alharacas valiéndose del bombón que a su alrededor bailaba sólo pendiente de la muleta. Si me lo permiten, no era de dos.
El segundo fue recibido con palmas y derribó en un puyazo bajo, trasero y contrario. Sería por eso. Luego volvió para entretenerse con derrotes en el peto de un equino sin caballero. Tanta gente en el ruedo y nadie para cortarlo o sujetarlo. Quite por gaoneras de frente, ¡de frente!, y se luce su hermano Marc ganándose el derecho a saludar la ovación montera en mano. Comenzó la faena de muleta con un cambiado por la espalda y fueron más limpios los pases con la derecha. Dejó los naturales y volvió en redondo reduciendo los espacios hasta llegar a los arrimones. Acabó con un popurrí sin ayuda, permítanme el neologismo porque aquello es nuevo, se lo aseguro. Se volcó con la espada en un toro parado pero el descabello frenó y apagó todo.
El primero se cayó en la segunda tanda y esa fue su tónica general, más ganas que fuerza. Era pronto en la embestida pero poco pudo hacer Moral más que intentar cogerlo a su altura sin adelantar la muleta. Amenazaba derrumbe y lo cumplió la mayor parte de las veces. No escuchó los pitos en el arrastre.
El cuarto era el más joven del encierro, marzo de 2015, y bonito de lámina, enmorrillado. También fue saludado con palmas. Pepe no logró calentar la olla con una faena regular en cuanto a su efectividad y resultado, muy lineal. En la evaluación continua de la lidia, la nota final es idéntica a cualquiera de las partes. Con el depósito de Sandokán lleno, fue cuando debió aprovechar sus condiciones en lugar de disquisiciones sobre las zapatillas o los terrenos que no ayudaron a cuajarlo como sí podía haberlo hecho.
Peligroso por raro de comportamiento el tercero; incierto, unas veces acudía cuando quería y otras cuando no era llamado. Se vio superado Angulo al principio y tardó en cogerle el punto, las mañas. No es ducha su muleta y frecuentaron los enganchones. Compromiso sin acierto en su presentación.
En un derrote, se llevó un cabezazo en su brazo izquierdo en el pase de pecho y esto provocó que se quitase las zapatillas también él. Efecto mariposa en el sexto. Se enfrentó al lote más duro y lo cierto es que la sensación transmitida es la misma, de verse superado. Este se quedaba debajo a mitad del pase y no rehuyó el combate Tomás ni mucho menos, algún natural logro sacarle. Y otros enganchones también. La media estocada final, certera.
Texto: Finito de Teis
Fotos: Charo Lorenzo
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