La moral de Pepe
31 de julio de 2018. Plaza de toros de Azpeitia, más de tres cuartos de entrada.
Toros de Herederos de Celestino Cuadri, parejos de presentación pero sin clase ni juego, parados en general.
Rubén Pinar. Media estocada, intento y descabello. Silencio.
Pinchazo sin soltar y estocada. Silencio.
Pepe Moral. Dos pinchazos y estocada contraria. Vuelta al ruedo.
Pinchazo, estocada tendida desprendida, aviso, intento y descabello. Saludos.
Tomás Campos. Pinchazo, estocada, cinco intentos de descabello, aviso y cinco intentos más. Silencio.
Estocada casi entera, dos intentos de descabello y dobla el toro. Pitos.
Cuesta escribir una crónica cuando no sucede nada en una plaza de toros en toda una tarde. Los cuadri no ofrecieron posibilidad alguna para el lucimiento, renuentes a moverse por el ruedo y tan solo las ganas de Pepe Moral lograron enganchar al público. Fallo ganadero.
610 kilos de carne pastueña abrieron plaza. Tras un único puyazo clavó los cuernos en la arena anunciando lo que vendría. En mitad de la faena cayó patas arriba con intención clara de quedarse acostado. En algunos momentos llegó a pasar pero tan despacio que creaba peligro al estar a la altura de Rubén.
El cuarto copió al que le precedió en orden y ya esperaba en banderillas. No se movió más. Nada que contar.
Fijo y atento era el tercero pero no se movía el marmolillo. Cuando se puso a reponer y se convirtió en tobillero, Tomás Campos se fue a por la espada. Nada, ¿ya lo he dicho? La cruceta, la cruceta, ¡ay la cruceta!, así diez veces. El toro comenzó a doblar no descabellado, lastimado. En su orgullo y en su nuca.
El sexto fue el mejor presentado por delante. No pintaba mal la cosa pero en el segundo par de banderillas estirado cuan largo era acabó en la arena. Trato de justificarse Tomás a su manera pero debió apretar más a sus toros para demostrar su falta de entrega y quizá robarles algún muletazo antes de que se apagasen, si alguno estuvo encendido. Apretar, no ahogar ya que protestaron todos. Se le reprocha no haber realizado mayor esfuerzo y no se le recuerda ni un pase.
En el segundo puyazo al toro de Pepe Moral, lo dejó largo, largo, largo; más allá de la boca de riego (hoy funcionó dos veces, para compensar el desierto de ayer). El toro fue acercándose hasta que consideró distancia adecuada para arrancarse tras el buen toreo a caballo del picador Francisco Romero. Quite por chicuelinas de Tomás Campos. Con muchos pies de salida, interesante faena de mano baja al natural apurando las tandas hasta que el toro se paró. Tras saludar una ovación, se animó a recorrer el redondel con algunos pitos en el tendido.
El quinto no se movió ni en varas ni en banderillas pero algo sí lo convenció Pepe de lo que habían venido a hacer los dos juntos. Bajo una incesante lluvia y gente en fuga, lo hizo todo el torero. Con decisión, empeño y colocación, lo puso todo de su parte y logró arrancarle por ambos lados lo que parecía no tener. Triunfo de la voluntad humana.
Y se acabó la feria de San Ignacio 2018. Desde Taurophilos queremos agradecer, un año más, la colaboración recibida por parte de la Comisión Taurina. Zorionak a todos los Íñigo, Iñaki e Ignacio eta eskerrik asko.
Texto: Finito de Teis
Fotografía: Charo Lorenzo
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