Pontevedra, sábado 9 de agosto de 2025 – Tres cuartos de entrada en la Plaza de Toros de San Roque para la segunda de feria. Se lidiaron seis toros de Alcurrucén para Sebastián Castella, José María Manzanares y Emilio de Justo, que reaparecía tras su grave percance en Santander. El encierro, mal presentado, fuera de tipo y con los pitones escandalosamente despuntados, ofreció juego variado, destacando únicamente el noble primero de la tarde.
Sebastián Castella, el gran triunfador
El diestro francés se llevó el mejor lote. Su primero, toro pequeño, acapachado de pitones y con una nobleza exquisita, permitió una faena relajada y de gran poso. Castella acarició sus embestidas desde un templado inicio en el tercio del tendido uno, obligando al toro por abajo y logrando series de gran clase. La faena, que pudo ser de dos orejas de haber cobrado una estocada entera, quedó en una oreja tras estocada baja y golpe de descabello.
En el cuarto, toro reservón, Castella lo esperó y lo entendió. El inicio sentado en el estribo, con el toro apretando y pasando muy cerca, fue extraordinario. Supo administrarle distancias y tiempos, ligando por ambos pitones. Otra estocada baja, esta vez más efectiva, le permitió cortar dos orejas (la segunda concedida tras una petición generosa). Fue, en cualquier caso, un Castella con ilusión, ganas y una gran capacidad de lectura de sus toros.
José María Manzanares, desdibujado
El alicantino sorteó un lote complicado, pero la falta de entrega le condenó. Su primero se paró pronto, en parte por la deficiente lidia de su cuadrilla, que convirtió el tercio de varas en un caos, con derribo incluido. La ausencia de albero en el ruedo –grave deficiencia que provoca inseguridad en caballos y toros– obligó a torear a media altura y restó opciones. Manzanares no quiso saber nada, sin probar por la izquierda y sin conectar con el público, que ya estaba crispado.
En el quinto, toro que escarbaba, tardeaba y se arrancaba con violencia, volvió a mostrarse despegado y sin sitio. Ni siquiera optó por cruzarse o someterlo de uno en uno. Tras una estocada trasera, el toro murió junto al burladero de matadores, y el alicantino se refugió en el callejón. Muy lejos quedó aquel gran Manzanares de hace unos años.
Emilio de Justo, entrega sin premio
El extremeño sorteó un lote con opciones y demostró que la lesión sufrida en Santander no le ha restado entrega ni calidad. Dos faenas plenas de torería, con momentos extraordinarios al natural, especialmente con la mano derecha, hicieron vibrar al público. Sin embargo, el fallo a espadas le privó de acompañar a Castella en la salida a hombros.
Apuntes de la tarde
La falta de arena en la plaza volvió a ser tema de conversación: afecta al desarrollo de la lidia y provoca caídas de toros y caballos. Además, los tercios se ejecutan con excesiva prisa, sin dar tiempo a que las cuadrillas se luzcan. La sensación es de querer terminar rápido, algo impropio de una plaza con la tradición y el ambiente único de Pontevedra. La feria gallega, joya taurina del noroeste, merece más cuidado y mimo para mantener viva su magia.
Ficha del festejo:
Plaza: Pontevedra, tres cuartos de entrada.
Ganadería: Alcurrucén, desiguales de presentación, pitones despuntados, juego variado. Destacó el 1º por nobleza.
Sebastián Castella: Oreja y dos orejas.
José María Manzanares: Silencio y silencio.
Emilio de Justo: Ovación con saludos y ovación con saludos.
NUESTRAS REDES SOCIALES
Followers
Likes