Empieza la feria de la Peregrina. Celebramos los 125 años del coso de la Moureira; una lona de grandes dimensiones en el centro del ruedo nos lo recuerda. Sin embargo, lo que parecía una tarde de expectación no se reflejó en taquilla: poco más de media entrada.
Abre la feria Colegial, de la ganadería de Alcurrucén, 550 kilos de peso y pitones mutilados… nada nuevo tratándose de los Núñez y en Pontevedra.
La niña bonita de la casa Lozano sigue siendo maltratada por la empresa en términos ganaderos. La integridad del toro es una línea roja que no se debería traspasar ni en una plaza de primera ni en la portátil del último pueblo de Castilla. El mal de la fiesta está dentro de ella, y comportamientos como estos, tanto de empresarios como de toreros, lo demuestran.
Sebastián Castella abre la tarde con unos lances a la verónica que terminan en el centro del ruedo, rematados con una media muy bien ejecutada.
La faena de muleta tiene momentos de intensidad y acople del diestro francés. Dos tandas de naturales, rematadas con pases de pecho, hacen que la plaza rompa y se meta en la faena. Remata el de Béziers con manoletinas muy ajustadas. Estocada. Oreja con petición de la segunda, que el palco no concede con buen criterio.
En el cuarto, comienza la faena de muleta sentado en el estribo. Momentos de tensión y ajuste hasta que saca al burel al tercio y empieza a torear en redondo. Series por ambos pitones, ajustadas, pero no rotundas. Estocada y dos orejas. Hubo un momento en que parecía que el criterio del palco volvía al coso de San Roque, pero quedó en espejismo: decisión errónea que demuestra que, ante la presión del público (no del aficionado), el palco cede.
Manzanares pasó sin pena ni gloria por la plaza de la Moureira. El segundo toro fue un inválido, sin fuerza, ante el que el alicantino abrevia y nos ahorra el tedio de una faena sin sentido, toreada con el pico y sin cargar la suerte.
En el quinto repite guion: pases sin acople ni ajuste, con un toreo ventajista que no está a la altura de los espectadores que pagan su localidad. Llevamos años en Pontevedra viendo a Manzanares con esta actitud. No debería repetir en 2026, habiendo toreros a la espera como Borja Jiménez o el propio Tomás Rufo, triunfador de 2024, que inexplicablemente no está en los carteles de este 2025.
Reapareció el maestro Emilio de Justo tras su percance en la Feria de Santiago, en Santander. Mérito del torero el afrontar el compromiso con una costilla rota y dos fracturas en la escápula. Demostró valor, y en el tercero de la tarde logró cuajar un par de tandas al natural, tanto con la mano izquierda como con la derecha.
Cierra con manoletinas, compás abierto, toreando con el pico de la muleta y con poco ajuste. Media estocada. Ovación.
En el último de la tarde, el maestro extremeño estuvo mucho más acoplado, toreando por ambos pitones con gran expresión y cerrando con una tanda de naturales rematada con una trincherilla de cartel. Estocada algo contraria; el toro no cae y necesita más de diez golpes de verduguillo. Silencio.
Nos vemos el próximo domingo, 10 de agosto.
Firmado: Jorge Couto Rodríguez
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