Posted On 04/07/2016 By In PEREGRINA 2016, Reportajes With 2842 Views

I Tentadero de vacas Peregrina 2016

“MORUCHAS DE RESACA”

Domingo 3 de julio de 2016. Plaza de toros de Pontevedra. Primer Tentadero. Mañana soleada y de buena
temperatura. Entrada sin llegar a un tercio de plaza. 5 vacas de Alcurrucén, parejas de presentación, a excepción de la
menos desarrollada 2ª, mansas en conjunto. Director de lidia: Álvaro Lorenzo, matador de toros, saludó una ovación al
término del festejo.

Hasta el año 2000 en la Maestranza de Sevilla, ya apagados los farolillos del ferial, se lidiaba en lunes la tradicional
corrida de la ganadería de Doña María Luisa Pérez de Vargas, fecha de abono conocida como “lunes de resaca”. Esta
mañana en el coso de San Roque se dió un cierto paralelismo, pues tuvo lugar un festejo de tienta con los manteles de
la comida de Peñas esperando su recogida en el patio de caballos. Claro que no hubo toros de Pedrajas, sino lo que a
continuación se reseña.

Primera vaca.- De escasa fijeza, salió mansa. De salida se frenó constantemente en el capote del lidiador
Álvaro Lorenzo. A penas tomó dos puyas en el caballo bien colocado, a diferencia de las corridas de toros, muy a
contraquerencia, debajo del palco presidencial (justo enfrente de toriles). En el cite de muleta desarrolló cierta movilidad,
pero con escaso recorrido frenándose también. Lorenzo la probó por ambos pitones casi siempre en el centro, si bien la
poca codicia de la vaca, que salía suelta, se veía mejor entre las rayas. Después hubo un espectáculo para devolver la
vaca al corral de aúpa, que terminaría, como mejor hubiera sido desde un principio, con la res agarrada por el director
de lidia y los subalternos. Resultado: matadero con ella.

Segunda vaca.- La segunda fue la única vaca brava. Esta colorada, de hechuras muy finas y escaso desarrollo de
pitones, bien podría pasar por becerra de despedida de soltero. Sin embargo, entró tres veces al caballo y se dejó pegar
dos veces metiendo la cara. El picador tuvo que dosificar en cuanto la vaca carecía de robustez suficiente para más
castigo, aún así se hubiera podido intentar una cuarta entrada. Tuvo una caída al inicio del muleteo de Lorenzo, síntoma
de justas fuerzas. Pero a partir de ahí aguantó, humillando mucho, si bien no empujaba hasta el final del muletazo.
Después del trasteo más templado de la mañana, la res volvió a corrales sin problemas. Cerrada la puerta del toril,
salió al tercio el torilero, pluriempleado de speaker, para decir que la vaca había recibido una nota muy alta y, por ende,
volvía a la finca toledana.

Tercera vaca.- Explosiva salida al ruedo tuvo la tercera, colorada careta y con cuajo, animando al público con ese punto
de fiereza. Se pegó mas de cinco vueltas al anillo sin que ningún capote fuera decidido a por ella. Fueron dos y nulas
las entradas al peto, buscando los pechos del caballo, luego la parte sin cubrir del faldón y, finalmente, coceando a la
salida. Así, sin picar la vaca, cogió Lorenzo la franela. A penas tuvo movilidad por el pitón derecho y embistiendo a
media altura. Otra morucha para filetes.

Cuarta vaca.- De buena salida también fue la cuarta vaca, rematando en las tablas del burladero sito a la derecha de
toriles. Sin embargo, de nuevo en el peto hubo cabeceos varios y coces de salida en tres entradas, recibiendo un sólo
puyazo, al principio, trasero, pero inmediatamente rectificado por un buen pica. En efecto, el picador destacó, como
decíamos, por su buena colocación para realizar la suerte y ofrecer siempre el pecho del caballo. Empero, el director de
lidia y subalternos se empeñaron quizás en colocar la vaca a larga distancia para una primera entrada. De esta forma, a
lo largo de la tienta se vieron animales que, con mayor o menor galope, se arrancaban desde el centro pero se frenaban
justo antes de entrar en jurisdicción. No hubiera estado de más probar a llevar la becerra a un primer encuentro cercano
al caballo y paulatinamente aumentar la distancia en sucesivas entradas (regla de toda la vida). Ya con la muleta, no es
de extrañar que Álvaro Lorenzo empezara doblándose por bajo. La vaca saco fondo por el pitón derecho. Después de
un susto por el pitón izquierdo, volvió a la mano derecha. Aquí hubo un momento en que el torero se cruzó, terminando
una de las mejores series. Volvió al izquierdo para ver que poco o nada había allí. Devuelto el animal, el torilero
comunica a los espectadores que la vaca había recibido una nota escasa dadas las exigencias de la ganadería.

Quinta vaca.- Antes de salir esta quinta, negra chorreada como la primera, se aviso a los allí presentes de que
terminada la labor del lidiador tendrían opción de pisar el albero y probar fortuna en esto del toreo. Algunos ya estaban
pensando en que si resultaba ser como la segunda bajaban a dar un mantazo a la chotilla, con foto incluida para
enseñar al cuñado. Pero resultó ser mansa y con escasa nobleza. Entro cuatro veces al peto: la primera empujo
solamente con el lado izquierdo, la segunda ya cabeceando, la tercera otro tanto del mismo vicio y la cuarta se fue
directamente al pecho equino. Acto seguido, sin mucho ruido, se fue el pica a que le abrieran la puerta de cuadrillas, con
un conato de aplauso insuficiente para una, francamente, buena actuación. Antes la vaca ya había atropellado a
Lorenzo con el capote, y daría dos sustos más. Las intenciones del animal quedan reflejadas cuando el subalterno
(vestido con polo azul) le dice al torilero, esta vez empleado como tercero de la cuadrilla en un burladero, que “te marca
y cuando te las has sacao se tira a ti”. Con esta prenda, Lorenzo pegó cuatro muletazos bajos para volver al callejón y
despedirse amistosamente del ganadero. Por último, nadie, con o sin testamento, bajaría a fajarse con la vaca.
El próximo domingo habrá un segundo tentadero con reses de la misma vacada y con Eugenio de Mora como director
de lidia. La tienta de hoy ha tenido una pobre entrada por los excesos del ocio nocturno y por el buen tiempo que invita
a ir a las playas. Con todo, esta iniciativa es de agradecer pues son estos festejos, junto con los tradicionales
desenjaules o las clases prácticas de escuelas taurinas, una ocasión para hacer afición en un espectáculo que en su
desarrollo ordinario (corridas de toros y novilladas) tiene unos precios elevados. Por lo demás, hacer notar la
conveniencia para la lidia de que las gentes del callejón procuren, también en estos festejos, no moverse o, en su caso,
hacerlo tapándose, pues dificultan la fijeza de las vacas, desviando su atención.

I. VILA

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