Posted On 12/10/2015 By In Desarrollo With 1967 Views

Feria de Sevilla 12 Octubre 2015

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LOS SILENCIOS DE SEVILLA

Antonio Nazaré, Miguel Ángel Delgado y Esaú Fernández con toros de Las Ramblas

 

 

Última corrida de temporada en la Real Maestranza de Sevilla, y gracias a la excelencia profesional de la EMPRESA PAGÉS (sí, esa que se plantó ante las figuras para defender la integridad de sus festejos), estuvimos debidamente acreditados en su palco de prensa.

 

Se lidiaron toros de Las Ramblas (Albacete), de excelente presentación y hechuras, rajados primero, tercero y cuarto; de buen juego segundo, cuarto y quinto, teniendo estos dos últimos una buena transmisión y fijeza.

 

En cuanto a los diestros, en general notaron la falta de actividad profesional durante la temporada. Se les vio muy pendientes del tiempo, intentando evitar los avisos, por lo que –con excepción de los dos últimos toros- acortaron la faena en demasía, sin apenas trabajarse a los toros.

 

Antonio Nazaré pasó sin pena ni gloria, siendo justamente silenciado en ambos turnos. Miguel Ángel Delgado fue el triunfador de la tarde, no teniendo excesiva suerte con su primero que se rajó enseguida; mientras que en su segundo dio una lección de torería, destacando dos tandas de muletazos muy bien ligadas, sabiendo cambiar los terrenos, lo que unido a la excelente estocada, le valió la oreja de la tarde. Esaú Fernández no tuvo suerte en su primero, pese a intentarlo por ambos pitones; más acertado estuvo en su segundo, en el que perdió la oreja por fallar con los aceros.

 

Comentario aparte merece el título de esta nota. Todas las plazas tienen sus características bien conocidas: las nuestras –y casi todas las del norte- por su bullicio y charanga, las del sur por su pasión y entrega. La Real Maestranza de Sevilla es otra cosa, otro mundo. Su majestuosidad deja perplejo a cualquiera. Su ambiente externo es especial. Pero donde verdaderamente destaca el comportamiento de su público es en ese aspecto único: el silencio. La ausencia de ruido es tal que permite oír el dialogo de los lidiadores con los astados. No es porque el personal sea desagradable o antipático. Al contrario, son entusiastas del arte, gritando como el que más ante una actuación emocionante. Lo que singulariza a esta gente es su concentración ante la lidia, observando detalladamente cada uno de sus aspectos, para después obrar en consecuencia, sin dejarse llevar por prejuicios e influencias externas…

 

Alberto López (enviado especial).

SEVILLA 12/10/2015

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