Posted On 07/11/2012 By In Reportajes With 4133 Views

Vergüenza torera

Juan Belmonte García

¿Como saber cuando debemos retirarnos?, esta es una pregunta que ronda por la cabeza de más de un maestro cuando ve que los que vienen  detrás aprietan duro y uno ya no encuentra aquellos alicientes que de joven tenía, o por el contrario, no se da por enterado y cree que está como un chaval y la «Vergüenza torera» no le deja ver la realidad.

La verdad es que esta maldita «vergüenza torera» nos sirve muchas veces para tirar para delante en determinados pasajes de nuestras vidas, pero también nos juega malas pasadas no dejándonos ver la realidad con claridad.

En estas ultimas semanas varias retiradas han sido noticia en el mundo de los toros, otras retiradas de grupos de toreros (G-10) también se han dado y por el contrario, otras retiradas que se están pidiendo a gritos por los aficionados, no llegan a cuajar. ¿Que cantidad de «vergüenza torera» tienen estas retiradas o abandonos y los que no se realizan?.

Aquí os dejo dos ejemplos de «vergüenza torera» y espero que nos sirvan para poder escoger bien cuando nos llegue el momento de irnos o quedarnos.

Sevilla. Maestranza de Sevilla. 30 Julio 1911

Novillada sin picadores, torea Juan Belmonte, se llegan a escuchar dos avisos en el primero y tres en el segundo, después de haberse tirado a matar infinidad de veces y resultar siempre cogido.

– » No puedo Calderón» le decía a su fiel banderillero.

Ya en su segundo novillo sonó el tercer aviso, Juan Belmonte, ciego de desesperación, tiró los trastos, y se echó encima de los cuernos del animal, suplicándole: ¡mátame! ¡mátame ya!

Juan Belmonte

Sevilla. Feria de Abril. 1994

Joselito y Belmonte tienen tres corridas en dicha feria, la tercera con los Miura. En las dos primeras el de Triana no comparece y los Gallistas ante la seria Miurada que ha mandado D. Eduardo, están convencidos de optará también por quedarse en casa.

-No puedes presentarte en La Maestranza en esas condiciones, Juan. Es un riesgo innecesario…

-Por ahí irán diciendo los gallistas que tóo es un pretexto pa no enfrentarme con Joselito en la corría de Miura, doctó…

-Ya vendrán más ocasiones para enfrentarse con él, Juan. Ahora, debes guardar reposo. ¡Si apenas puedes andar…!

– ¿Qué día es esa corría…?

– El martes, pero no vayas, Juan; créeme…

– Mire usté, doctó: pa toreá yo sólo necesito er capote, los trastos y las manos; los pies…es lo único que le puedo dejar en er hospitá.

Una vez terminada la corrida, el mayoral se apresura en informar a Don Eduardo: «No sólo se ha presentado Belmonte, sino que ha estao zuperió en sus dos toros y su éxito ha sío apoteósico. En un momento de la faena que se ha atrevío a carisiarle la mazorca al berrendo, la gente se volvía loca. no me lo podía yo creé, don Eduardo…»

D. Eduardo Miura Fernández

«Juan Belmonte, en la soledad de los atardeceres». Salvador Balil Forgas. Edit. ALMAZUARA

 

 

 

 

 

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