Posted On 27/03/2012 By In Desarrollo With 1417 Views

San Isidro: La fiesta íntegra se exilia en el reino de Utopía

Ya tenemos los carteles de la feria de San Isidro y siguientes para este año. Son unos carteles que la empresa saldrá diciendo que les ha costado mucho cerrar, para elaborar una feria tan redonda y con todas las figuras que han querido venir y que los que no vienen es porque son unos cobardicas y que si tuvieran lo que hay que tener, habrían venido casi gratis, como muchos de los que se anuncian. La verdad es que hay que reconocer la nueva/ vieja Taurodelta, que en tantos años en la gerencia de Las Ventas han mantenido una línea muy regular en cuanto a sus criterios empresariales. Arrebañar hasta el último céntimo y no gastar de más, aunque el resultado sea digno de ser impreso en rollos de Scottex Ultrasuave de doble capa; para que una vez usado se deposite dentro del inodoro y se active el mecanismo evacuador. Pero todo este proceso siempre después de que el papel haya pasado por el lugar que su destino le marcó en origen.

Es una feria que llama la atención por todas las confirmaciones que se producen a lo largo del serial. Se confirma que la empresa se limita a tirar de lo de siempre y como consecuencia de los hierros que exigen estos mitos de la Tauromaquia 2.0. Se confirma que les importa un pito lo que piense la afición de Madrid, que ellos van a lo suyo, a por la pasta. A los torerillos los apañan con tres chavos, a los ganaderos con menos y mientras van abriendo la boca de la saca para recoger lo que dejen los abonados y la tele. Que trabajo más duro. También tenemos la confirmación de que da lo mismo lo que se haya hecho en el ruedo de la calle de Alcalá. Si una ganadería estuvo de desastre, la repetimos, si un torero lleva años aburriendo al personal, se le pone y punto, que para algo tienen que valer los amigos. Si no nos ayudamos entre colegas, quién nos va ayudar. Porque luego querremos que a nuestro torero o ganadería nos los pongan por esas plazas de Dios. Y también es la confirmación de seis chavales, seis, de los que algunos no teníamos otra noticia que a través de Tendido Cero o del blog de la peña del pueblo del joven aspirante a figura.

Como siempre, uno se hace muchas preguntas al ver los “esperados” carteles de la feria. ¿Qué pinta Núñez del Cuvillo después de que el año anterior se anunciara dos tardes y entre las dos no consiguió medio componer una corrida completa? Que igual este año sale de fábula, pero si somos así de bondadosos con ellos, seámoslo con todos. ¿Qué hacen en la feria tanto diminutivo? ¿Es augurio de lo que van a traer los criadores de El Cortijillo, Vellosino, Montecillo? Más los inevitables que navegan entre dos aguas de Montalvo, Manolo González, Torrestrella, Bañuelos y compañía. Vamos, que repetimos curso un año más. Lo mismo que con los de las medias rosas; no me dirán que les despierta el interés taurino la presencia de Abellán, Leandro, Tejela, Tendero, Pinar o el Zotoluco, más los sempiternos geses, que son como una de las site plagas de Egipto, que no hay medicina que les haga irse a torear para ellos en la finca de uno de ellos.

Tengo que admitir que aunque yo les daría vacaciones indefinidas a todos, absolutamente a todos, deben estar Manzanares, el Juli y hasta Talavante, que el año pasado hubo a gente a quien les gusto y hasta les dieron las orejas. Lo que dudo es que todos aquellos entusiastas estén en este año en la plaza, a no ser que el presidente de la peña, que tiene un primo que conoce a un sobrino de uno que puede conseguir entradas, saque los billetes para que estén todos juntitos y que además el del autobús les haga precio.

Una vez reconocidos los méritos de la empresa, creo que es justo ver también la otra cara de la feria, lo bueno. Este año no tendremos que soportar a las figuras tres y cuatro tardes, tampoco tendremos que soportar a esas ganaderas que gustan a esos que gozan con la tragedia como decía don Juan Serrano, alias Finito de Córdoba; no vendrá ni Prieto de la Cal, ni Flor de Jara, que dicen que los toros se han lastimado, ni Dolores Aguirre, ni los Frailes, ni Miura, ni Moreno Silva, ni Murteira, ni Pablo Romero o Hernández Pla. Que a gusto estaremos sin ellos ¿verdad? Es que solo faltaría que trajeran a estos y que les diera por ir tres veces al caballo. Entonces ni da tiempo a merendar, ni te aprovecha la tortilla. Aunque mirándolo bien, son nueve tardes, por lo menos, que nos libraríamos de los bodegueros. Igual no es tan bueno que el toro de verdad solo aparezca tres o cuatro tardes. Personalmente, aunque a la empresa no le agraden estos hierros, los prefiero antes que las bobonas mochas. Y si tienen que trabajar los picadores, pues que trabajen, pero es que si no…

Todas nuestras esperanzas están en ver si Castaño seguirá progresando en esa línea de buen lidiador con los Cuadri, lo de José Escolar con Robleño, los Adolfos con Fandiño y lo que éste dé de si su otra tarde. Esperar a Morenito de Aranda, Curro Díaz y si el nuevo apoderamiento de Urdiales atina con el ganado o si David Mora se decide por el toro clásico o por el moderno o si seguirá caminado sobre esa fina línea en la que se desenvuelve hasta ahora. Muy poca esperanza para un mes de toros seguido, sin tiempo para respirar aguantando piedra dura, los isidros despistados, los cabales del torero de la tierra, los expertos que todos los años van a Madrid al menos un día, los acomodadores inexpertos a los que se les apelotonan los chinos en las escalera, los cocacoleros que quieren aprovechar a costa de que uno no vea lo que pasa en el ruedo, los que llegan a sentarse en la grada y se creen que están en Business, cuando han pagado como turista, los que al salir el toro se ponen en pie móvil en ristre y dicen aquello de: ¡Paco! Estoy en los toros. Sí. Sí, con la Mari, en las Ventas. No, los niños se han «quedao» con mi hermana.

¡¡¡Señor, señor!!! No nos queda nada. Ya me veo primero haciendo la cola para renovar el abono, esas colas interminables y tediosas manejadas por el de seguridad de la plaza, quien nos distribuye a un lado o a otro, o guillotina, o silla eléctrica. Luego el jueves 10 de mayo reuniremos a la familia y les daremos la noticia, así de sopetón: cariño, niños, me voy a los toros; volveré el 10 de junio, pero de noche, así que no me esperéis a cenar. Os quiero mucho, no lo olvidéis. Querida/o si tuvieras una aventura con otro/a, lo entenderé. Y hala a aguantar tralla y dolores de espalda en ese antro de locura y desenfreno que en mayo es la plaza de Madrid. Y encima pagamos por esto. ¡Ah! se me olvidaba, parece que esta temporada la nueva/vieja empresa de Madrid avisará por megafonía que no se puede entrar y salir cuando el toro está en el ruedo. ¿La Comunidad de Madrid? Bien gracias, encantados con todo esto. La señora Aguirre renovará su abono, seguirá en pie lo de la declaración de Bien de Interés Cultural, aunque aún no sepamos para que c… vale. Firmarán los carteles complacidos y con una amplia sonrisa mientras piensan en todo lo que se van a embolsar a costa de unos bobos que siempre pican. Y mientras, la fiesta íntegra se exilia en el reino de Utopía

Por: Enrique Martín (http://torosgradaseis.blogspot.com.es/)

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