Posted On 18/12/2012 By In Reportajes With 3696 Views

Preparativos y alternativa de «Celita».

Centenario alternativa de Alfonso Cela “Celita”

El 31 de julio en los salones del Sporting Club Casino de La Coruña

tuvo lugar la lectura del pregón taurino de la Feria María Pita 2012.

 

CALIN FERNÁNDEZ BARALLOBRE

EXTRAÍDO DEL PREGÓN TAURINO FERIA MARÍA PITA 2012

(Se refiere a Juan Barro, botones del Hotel La Perla)

Incluso Juan conoció de primera mano pues se lo había comentado unos dias antes un compañero que servía el restaurante del hotel, que el novillero gallego Celita había estado comiendo en la Perla en compañía de Alejandro Perez Lugín, el secretario de la asociación de la prensa García Fernandez y Fernando Martínez Morás. Allí a mesa y mantel y después de despachar, un buen Riveiro, caldo, langosta, merluza y filetes de cochón sauce bordeleise dans champignons soterreain a la trastiverien como finamente explicó el camarero del hotel lo que hizo exclamar a Celita «Que carallo, esto é raxo», a los postres, el gran escritor Madrileño Perez Lugín, autor de la novela La Casa de Troya, Don Pío como le gustaba firmar sus artículos taurinos, convenció a Celita, del que era muy amigo, a que tomase la alternativa en nuestra ciudad en un festejo a beneficio de la Asociación de la prensa puesto que el novillero gallego está convencido de tomarla en Barcelona « ¡Que rayo de Barcelona!¡Carballeira, como le llamaba el escritor a Celita,tú tomas la alternativa aquí en Coruña como está mandado. Es más vamos a fijar ya la fecha. Será el Domingo 15 de Septiembre y se convertirá en la primera alternativa realizada en nuestra plaza». «No se hable más» dijo Lugín «Ahora vamos a ponernos a trabajar para buscar padrino y ganado» «Pepe: Dame un Habano». Celita replicó: «Me gustaría que el padrino fuese Manolo Bienvenida»

La relación de Alfonso Cela con Bienvenida, venía de dos años atrás cuando Manuel lo elige para que lo acompañe como sobresaliente en una ganadería con toros de la ganadería de Trespalacios. Allí en la plaza de la Fuente del Berro, el 16 de Julio de 1910 el Bienvenida padre, el papa negro del toreo como le proclamó en El Liberal el revistero Don Modesto, seudónimo  bajo el que se escondía D. José de la Loma, se enfrentó con seis morlacos, actuando Celita, que todavía era novillero, como dijimos de sobresaliente.

El tercer toro de la tarde de aquel festejo, un toro cárdeno salpicado, le inferirá a manolo Bienvenida, una terrible cogida, viéndose Alfonso obligado a sustituirlo y matar al animal. Celita tuvo esa tarde una soberbia actuación lidiando y estoqueando a cuatro toros. La afición madrileña cayó rendida a sus pies.

A partir de esa fecha el chico gallego llamado Alfonso Cela Vieito, nacido el 11 de Julio de 1886 en la parroquia de San Vicente de Carracedo en Láncara iba a lograr en la capital de España un gran predicamento y respeto.

Marcial Ortiz y José Carlos Fernández Barallobre

Marcial Ortiz y José Carlos Fernández Barallobre

Desde el día de la corrida en la Perla, la asociación de la presa coordinada por su vicepresidente Sr. García Fernandez, trabajó de forma denodada para que el festejo fuese todo un éxito. Barajaron la posibilidad de traer alguna de las ganaderías punteras de la Nación como Saltillo, Miura, Veragua, Santa Coloma o Murube. Pero debido a lo avanzado de la temporada y la pandemia de glosopeda que sufría la cabaña nacional y que había hecho estragos en numerosas ganaderías de bravo, lo impidieron. Se decantaron finalmente por reses de una ganadería intermedia propiedad de los hermanos Sabino y Agustín Flores cuyos toros provenían  del cruce de Ibarra y Santa Coloma y que se había distinguido por enviar fechas atrás, dos corridas de astados feos y bastos pero bravísimos a Alicante y a Alcázar de San Juan. Incluso Bienvenida anuló un compromiso para poder venir a La Coruña.

Público asistente

Público asistente

Celita y Manolo Bienvenida que habían llegado con sus cuadrillas por vía férrea quedaron hospedados respectivamente en el Hotel Roma de la Rúa Nueva propiedad de la familia Cortés y en hotel La Perla de la calle de San Andrés donde Juanito prestaba sus servicios. Venían acompañados por sus cuadrillas. La de Celita la conformaban los picadores Zurito Chico y Poli y los banderilleros Moyanito, Africano y Pepillo. Por parte de Bienvenida, Veneno por los del Castoreño y los banderilleros Chicorrito, Mejías y Doble. Monerri el segundo picador de Bienvenida era un guasón de primera y generalmente viajaba solo. A La Coruña llegó de esa forma por vía férrea desde Salamanca, cuando sus compañeros ya estaban alojados en el Hotel. Ante un viaje tan largo envió desde Venta de Baños a su maestro este jocoso telegrama «Van tan solo 27 horas de viaje. Llegaré desconocido. Búsquenme barbero y gran cantidad de jabón. Monerri.»

Los chicos de la prensa y numerosos aficionados acosaron a Bienvenida en el hall de su hotel. Manolo respondió pacientemente a las numerosas preguntas y emitió un juicio muy favorable sobre Celita:» Celita va a ser un gran matador de toros. Posee un  gran estilo ejecutando la suerte suprema sin trampa ni cartón. Tiene unas maneras muy bonitas parecidas a las del Albagueño». «Estoy feliz de poder darle la alternativa pues ya tenía yo ganas de salir en La Coruña. Agradezco mucho a la Asociación de la prensa que se haya acordado de mí después de aquella maldita corrida de Trespalacios en donde por cierto mi amigo Celita actuó de sobresaliente. Aquel cárdeno me impidió venir a esta preciosa ciudad donde ya estaba contratado».

Desde el propio Hotel Roma salió Celita, el día de la corrida, realizando el recorrido en un artístico carruaje que se detuvo constantemente ante las numerosas muestras de cariño de los numerosos aficionados que caminaban por las calles dirección a la plaza. Su llegada a esta fue apoteósica. Entre grandes aplausos, las notas musicales de la charanga Os Celiñas, llegada para la ocasión desde Lugo, saludos y abrazos de amigos y aficionados que en gran número se habían congregado en las inmediaciones del coso de la calle del Médico Rodriguez, Celita entró en la plaza. Vestía para la gran ocasión un traje perla y oro, «de los de a mil pesetas» como se decía entonces para ponderar la buena factura del vestido.

A Celita le tocó en suerte un toro muy serio, desarrollado de pitones, berrendo en castaño, grande y abueyado de la ganadería de Sabino y Agustín Flores, de nombre «Mochuelo» al que los subalternos Pepillo y Moyaito le colocaron unos intrascendentes pares de banderillas. Alfonso recibió de manos del Papa Negro, Manuel Bienvenida los trastos para realizar su primera faena como matador. » Que Dios te de mucha suerte, le dice Manolo, y que seas un matador de toros a medida de tus deseos«. Celita se abraza a Bienvenida y se dirige al palco presidencial y a los aficionados a los cuales brinda emocionado: » por el publico más querido, este que me hace matador de toros. Por Sarria y por Galicia entera.». El toricantano comenzó nervioso, trasteando por bajo, pero poco a poco se fue templando para arrimarse con valentía y temeridad a la fiera. La música toca el pasodoble Celita y el joven diestro hace pasar al toro por ambos lados realizando un soberbio pase de pecho. Un soberbio espadazo hizo que Mochuelo, después de voltear dos veces al matador, encontrase la muerte al hilo de las tablas. Celita fue ovacionado con emoción por su valentía.

El cuarto del festejo, un faldinegro, bragado, largo levantado de pitones y alto de agujas va a servir para que Celita inicie la senda del triunfo. Después de tomar cinco varas y dos pares de banderillas. Celita brinda la faena a los socios del club de amigos y la realiza en las inmediaciones del tendido ocho donde ha quedado muy parado el animal. La faena es un dechado de valor y temeridad debido sobre todo a las condiciones de mansedumbre y peligro del morlaco. En el momento de perfilarse para matar, Alfonso se receta un estoconazo del que sale trompicado. El toro herido de muerte se refugia en el tendido cinco donde el cuarteto Os Celiñas está interpretando una muiñeira. Allí caerá entre los sones regionales y la alegría del respetable que llena los tendidos de pañuelos. El Presidente concede una oreja. Los componentes del club Celita al devolverle la montera le regalan un alfiler de oro con las iniciales del club.

En el que cerraba plaza otro retinto, largo, bizco del pitón derecho y muy complicado para la lidia, Celita realiza otra faena de gran audacia donde  sobresaldrá otra gran estocada por derecho que hizo que el animal rodase sin puntilla ante el clamor de los tendidos. otra oreja y clamorosa vuelta al ruedo. Ya convertido en torero, Celita salió a hombros por la puerta grande de Coruña después de cortar dos orejas en una corrida variada donde Bienvenida, salvo en los tercios de quites donde realizó alguno muy bueno, no estuvo a la altura de su acredita fama. El ganado en su mayoría bravo fue muy bien al caballo. A resultas del tercio de varas murieron tres cabalgaduras. Alfonso, cobró cinco mil pesetas de las de aquella época, cediendo mil pesetas a la asociación de la prensa. A la corrida por expreso deseo de Celita fueron invitados los niños del asilo Municipal y del Hospicio. La recaudación del festejo fue a parar íntegramente a la cocina económica.

Material facilitado por: Juan Parra

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