Posted On 10/12/2012 By In Reportajes With 2677 Views

Cuando una encerrona sonó como una bomba

Alejandro Talavante quiere seis Victorinos en Madrid

Una de las noticias que más ha sonado en el mundo del toro en estos últimos días

es la ya tan famosa encerrona que el  maestro Alejandro Talavante quiere realizar en

,nada más y nada menos que, las  Ventas y con, nada más y nada menos que, los Victorinos.

La noticia en primera instancia resultó un bombazo y las páginas web más prestigiosas del ramo se hicieron eco de tal evento como un reguero de pólvora. Es fácil de entender que este tipo de festejos llamen tanto la atención, ya que los aficionados no estamos acostumbrados a tales heroicidades y menos en los tiempos que corren.

Debo ser sincero al decir que lo primero que pensé es que la situación me hacía sentir mal ya que sentía que se habían adelantado a mi maestro Morante, pero una vez pasados unos días y dándole vueltas he llegado a la conclusión de que esto tarde o temprano debía pasar, alguien debía dar el primer paso y, ese fue Alejandro Talavante, bienvenido sea.

¿Qué es lo que espero?, lo que espero es que esto tienda a acercarse lo más posible a la edad de oro del toreo por lo que este tipo de gestas dejen de ser tan inusuales y se conviertan en habituales, así, y pienso que solo así, la fiesta nacional se salvará. Espero que cunda el ejemplo y que en vez de grupitos en busca de una suculenta parte de la tarta se formen grupitos de rivales en la arena y tan amigos fuera de la plaza, y de esta forma podrán pedir de la tarta todo lo que se les ponga en gana. Espero que al ir a la plaza vayamos con ese cosquilleo en el estómago con la incertidumbre de lo que allí va a suceder.

Como de costumbre y para poner como ejemplo de buen hacer y sin ánimo de ser repetitivo, debemos echar un vistazo al pasado que, aunque pasado está, le debemos lo que somos y si somos como somos es porque alguna cosa bien se ha hecho en esos tiempos, veamos:

Gregorio Corrochano. ¿Qué es torear?, introducción a las tauromaquias de Joselito y Domingo Ortega

Fue norma de los maestros de la tauromaquia con poder y recursos para toda clase de toros, “condición de maestría”, encerrarse con alguna frecuencia ellos solos con seis toros. Esporádicamente, de manera excepcional, para medir sus fuerzas, por hacer pinitos o por un muy taurino complejo de superioridad, algunos lo tantearon con diversos resultados y sin continuidad, lo que prueba que no es empresa corriente, ni aún tratándose de muy buenos toreos.

Joselito, de novillero, ya mató dos corridas él solo. Cádiz (1911) 6 de Salas y Sevilla (1912) Benjumea, Murube, Miura, Parladé, Duque de Tovar y Santa Coloma.

Joselito no pasa año sin que haga la prueba de los seis toros, Zaragoza (1913) 6 del Duque de Veragua.

(1916) Victoria 6 de Murube, Almería 6 de Guadalest, Salamanca 6 de Saltillo, Zaragoza 6 de Contreras (mata el sobrero), Bilbao 6 de Martínez (Mata el sobrero).

(1917) Granada 6 de Salas, Barcelona 6 de Albaserrada (mató el sobrero), Sevilla 6 de Carmen de Federico, Málaga 6 Duque de Veragua (mató cinco el cuarto fue descordado)

(1918) Tolosa 6 de Martínez.

(1920) Lima 6 de Celso Vázquez

En Siete años de alternativa completos, pues el primero no cuenta, por tomarla el 28 de Septiembre, y el último, por morir el 16 de Mayo; en siete años torea 22 corridas de seis de toros y mata en casi todas el sobrero de lo excepcional, él hizo un hábito. Lo que en otro pudo ser prueba de esfuerzo, en Gallito era corriente, fue una norma de su vida de torero que no tenía medida.

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