Posted On 02/11/2012 By In Reportajes With 5732 Views

La vuelta al ruedo al revés (México)

Explicación de la vuelta al ruedo en México

Hace algunos días en una charla entre amigos platicando de toros, se tocó el tema del ¿Por qué en las plazas de toros de México, los toreros dan la vuelta al ruedo de izquierda a derecha (en sentido contrario al giro de las manecillas del reloj) y en España de forma contraria (de derecha a izquierda)? Y la respuesta va estrechamente ligada a lo que El pasmo de Triana Juan Belmonte, llamó el boicot del miedo y cuyos principales protagonistas por España fueron Marcial Lalanda y por México Fermín Espinosa Saucedo “Armillita”.

Tras el retiro el 12 de abril de 1925 del maestro Rodolfo Gaona, a quién bautizaron como «Califa», incrédulos los aficionados mexicanos de que alguien pudiese surgir y tapar ese hueco, en México se condenó a la fiesta a su «muerte por necesidad». Sin embargo, cuando el esteta leonés dió el adiós definitivo a los ruedos, ya rondaba por ahí un chiquillo precoz, que poseía el difícil entendimiento de los astados, ese pequeño al que algunos detractores decían El Tejoncito, viajó a la península y escaló peldaños entonces casi imposibles de salvar. La capacidad de Fermín Espinosa Saucedo “Armillita” era tanta, que poco a poco fue convenciendo al medio taurino español.

El 17 de junio de 1931 formó parte del cartel de ocho toreros en la corrida inaugural de la plaza Monumental de Las Ventas de Madrid. Alternó con Diego Mazquiarán “Fortuna”, Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, Fausto Barajas, Luis Fuentes Bejarano, Vicente Barrera y Manuel Mejías “Bienvenida” con astados de diversos hierros.

Para los que lo vivieron es inolvidable aquella tarde del 25 de julio de 1932, cuando cuajó al toro «Centello» de Aleas, la clase de faena que trazó fue de tal magnitud, que inclusive después de siete pinchazos le fue concedida una oreja. ¡En Madrid!

El año de 1934 encumbró al niño sabio Fermín, porque en Valencia, inmortalizó al toro «Cortejano» de Miura; y en la localidad de Manzanares, Ciudad Real la tarde del 11 de agosto; alternando con el rejoneador Simao da Veiga, y a pie con Ignacio Sánchez Mejías (que suplía a Domingo Ortega) y con Alfredo Corrochano, se vio obligado a estoquear al primero de la tarde de nombre Granadino que momentos antes había propinado una tremenda cornada en el muslo al diestro Sánchez Mejías (por la cual fallecería dos días después) y le cortó el rabo a «Conejito» y a «Calderillo» del hierro de los Hermanos Demetrio y Ricardo Ayala.

Ese año iba a la feria de Bilbao por una corrida y toreó siete, distinguiéndose su trasteo a «Arrempuja», del hierro de Domecq, que tuvo tanto empuje y bravura, que el mismo Domingo González “Dominguín”, sin empacho señaló: «A este toro, sólo Fermín podría haberlo toreado así». Un periodista que escribió: «Si en lo taurino cabe lo sublime, a lo sublime llegó Armillita.

El hecho anecdótico de mayor peso en su vida, se da en una corrida memorable el 29 de julio de 1934 compartiendo el escenario de aquella tarde con Marcial Lalanda torero español y rival histórico, Armillita acaba con el cuadro, corta del toro “Clavelito” orejas, rabo, las cuatro patas y las criadillas, anécdota polémica en los archivos históricos de la tauromaquia, pues hay expertos en el tema que dicen que el juez de plaza sólo le otorgó, orejas y dos patas, pero un aficionado se encargó de bajar a la arena y darle lo demás.

Armillita Chico arrolló en 1935 y para 1936, antes de empezar la temporada, había firmado ya 80 corridas. No tuvieron más opción que cerrarle las puertas. El 23 de abril se negaron a torear con él en Madrid, Manolo Bienvenida, Luis Gómez El Estudiante y Victoriano de la Serna, simplemente no hicieron el paseo. La plaza sucumbía de asombro. Fermín se quedó solo y la corrida, sin remedio, tuvo que suspenderse.

El mismo episodio se repitió la tarde del 15 de mayo, en Las Ventas, en esa fecha fueron sus enemigos abiertamente declarados Marcial Lalanda, Fuentes Bejarano y Manuel Navarro. Esa actitud en los diestros españoles fue criticada y condenada.

Pero habrá más escenas de satisfacción en la historia del mexicano porque días después, en Madrid, con el joven maestro Fermín Espinosa como espectador, el público le tributó una ovación tal que dejó a cada quien en su lugar. Y como en la mayoría de las acciones emprendidas por el ser humano toda acción tiene o genera una reacción, el boicot tuvo efecto y se ejecutó (pero lo de «Clavelito» ahí está, perenne); así en marzo de 1936, cuando Marcial Lalanda amparado en su cargo de Presidente de la Asociación de Matadores echa a los toreros mexicanos de España y se rompe la relación taurina entre estos dos países; algunos de estos importantes diestros, encabezados por Fermín Espinosa «Armillita», al llegar a territorio azteca se manifestaron retando a la costumbre, e imponiendo a partir de ese momento, que aquel que decidiera venir de allende el mar, tuviera también que confirmar su alternativa en México y acatarse a las costumbres de nuestro país, entre las que estaban la forma de cambiar los tercios, desmonterarse en situaciones particulares y dar la vuelta al ruedo en sentido contrario a las manecillas del reloj, entre otras que hasta hoy son propiedad mexicana.

Jaime Montoya Escamilla

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